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agosto 7, 2025Mi objetivo es ayudarlos a entender mejor la sexualidad humana. Hoy, vamos a explorar cómo dos importantes corrientes de la psicología, el conductismo y el cognitivismo, nos ayudan a comprender por qué actuamos como actuamos en el ámbito sexual.
Aunque el comportamiento sexual no siempre ha sido un tema central en la psicología conductista (a menudo se veía más como algo médico), la verdad es que existen muchísimos estudios y herramientas terapéuticas que aplican sus principios.
En general, la sexualidad en todas las especies busca la reproducción. Sin embargo, en los humanos, esta conducta es mucho más compleja y no tan «automática». Pero ojo, que sea compleja no significa que escape a las leyes naturales. Al final, nuestra conducta sexual (como cualquier otra, sea un pensamiento, una emoción o un movimiento) se basa en principios de condicionamiento.
A lo largo de este artículo, vamos a ver cómo estas ideas han evolucionado y cómo influyen en nuestra respuesta sexual.
El Viaje del Modelo Conductual
Para entender la influencia del conductismo, hagamos un breve recorrido por su historia y cómo ha moldeado nuestra visión de la sexualidad.
Los Inicios del Conductismo
A principios del siglo XX, J.B. Watson sentó las bases del conductismo, definiendo la psicología como una ciencia objetiva enfocada en el estudio de la conducta observable (tanto humana como animal). La idea era que el comportamiento se rige por leyes de aprendizaje que se pueden estudiar de forma medible y comprobable. Por eso, el conductismo se centró en los paradigmas de aprendizaje, a menudo investigando en laboratorios y observando el comportamiento animal.
En este enfoque, el terapeuta es un experto en las leyes del aprendizaje que guían la conducta del paciente. La relación es similar a la de un profesor y un alumno, donde el paciente busca modificar su conducta para superar dificultades.
La Expansión al Cognitivismo Clásico
Con el tiempo, algunos terapeutas y pensadores conductuales sintieron que el modelo no lograba explicar la complejidad humana. Así nació la necesidad de incorporar las variables mediacionales, es decir, esos procesos mentales internos que ocurren entre un estímulo y una respuesta. Se empezó a incluir cómo las personas interpretan lo que sucede antes y después de su conducta.
Un aporte clave fue la idea de la representación mental, una forma en que internalizamos la realidad. Esto significa que nuestros pensamientos, imágenes, ideas y creencias influyen directamente en nuestra conducta. Según Juan Yáñez (2004), el individuo ya no es solo un conjunto de respuestas, sino que su interioridad está llena de «refuerzos y castigos encubiertos», entre otros procesos mentales.
El Giro Cognitivo Interpersonal
Frente a la complejidad humana, el modelo cognitivo dio un nuevo salto. Las emociones, los afectos y los significados que se construyen a lo largo de la historia de cada persona cobraron un papel fundamental. También hubo una influencia de otras teorías, como la del apego y la teoría interpersonal de Sullivan, resaltando el rol innegable del terapeuta en el proceso.
Pilares del Aprendizaje: Condicionamiento Clásico y Operante
Dos conceptos fundamentales en el conductismo son el condicionamiento clásico y operante.
Condicionamiento Clásico
Descubierto por Ivan Pavlov y desarrollado por conductistas como Watson, el condicionamiento clásico es un tipo de aprendizaje asociativo. Imagina que un estímulo natural (como la comida, que produce salivación) se asocia repetidamente con un estímulo neutro (como una campana). Con el tiempo, la campana por sí sola puede provocar salivación.
Generalmente, las respuestas aprendidas aquí son involuntarias, como el temor, el aumento del ritmo cardíaco, la salivación o la sudoración. Son respuestas automáticas a ciertos estímulos.
Condicionamiento Operante o Instrumental
B.F. Skinner desarrolló el condicionamiento operante, basándose en la observación y buscando una explicación objetiva y sistemática de la conducta. Su modelo se conoce como E-R-C (Estímulo-Respuesta-Consecuencia).
- E (Estímulo discriminativo): Es lo que nos indica cuándo y cómo actuar.
- R (Respuesta): Es lo que hacemos en una situación determinada.
- C (Consecuencia): Es lo que ocurre después de nuestra respuesta y que puede reforzarla o debilitarla.
Los teóricos del condicionamiento operante creen que podemos controlar el comportamiento al manipular lo que ocurre antes (estímulos discriminativos) y después (consecuencias) de una conducta. El reforzamiento es clave aquí: si una conducta tiene una consecuencia positiva, es más probable que se repita.
Moles (2004) destaca que los programas de modificación de conducta no solo deben reducir las conductas problemáticas, sino también fortalecer y mantener aquellas que son adaptativas. Las conductas inadecuadas pueden aprenderse si el entorno las refuerza, incluso si son dañinas (como gritos o agresiones).
Aprendizaje por Observación de Bandura: La Importancia de los Modelos
Albert Bandura y su teoría del aprendizaje social enfatizan que las variables cognitivas son esenciales para el aprendizaje y la modificación de la conducta. Las personas procesamos activamente la información y tomamos decisiones. Aquí son importantes los conceptos de autocontrol y autoeficacia.
Bandura subraya dos procesos cognitivos clave en el aprendizaje de conductas:
- Atención: Observamos los aspectos importantes de la conducta de un modelo y sus consecuencias.
- Retención: Recordamos e interiorizamos lo observado para poder reproducirlo después.
El aprendizaje vicario es central en esta teoría. Implica que observamos las conductas de un modelo, así como las consecuencias de esas acciones, lo que nos lleva a decidir si imitarlas o no. Si vemos que un modelo obtiene consecuencias positivas por su conducta, es más probable que incorporemos esa conducta a nuestro propio repertorio. Si observamos efectos perjudiciales, tendremos un efecto inhibidor.
La teoría de Bandura explica la conducta humana como una interacción entre lo cognitivo, lo conductual y lo ambiental. Además, introduce el paradigma E-O-R-C (Estímulo-Observación-Respuesta-Consecuencia), reconociendo nuestra capacidad de autorreflexión para modificar nuestras cogniciones y conductas.
Los Enfoques Conductuales de la Escuela Bianco: Un Marco Integrador
La Escuela Bianco ha desarrollado una serie de enfoques que sirven como herramientas para el análisis, evaluación, diagnóstico, orientación y terapia. Han creado siete enfoques (A, B, C, D, E, F, G), cada uno con su propia metodología.
- Enfoque A: Modelo Fisiológico vs. Modelo Sociocultural: Analiza la conducta humana clasificándola según modelos fisiológicos y socioculturales, entendiendo sus interrelaciones.
- Enfoque B: Criterio de Normalidad: Nos ayuda a comprender las normas socioculturales de nuestro entorno (estadísticas, éticas, morales, etc.) que definen lo «normal». Este criterio es local, temporal y personal.
- Enfoque C: Función del Afecto – Función Sexual – Función de Reproducción: Bianco (1974) estableció que el afecto/amor, la función sexual y la reproducción son independientes, pero pueden combinarse. Esto influye en nuestras ideas y actitudes sobre la sexualidad (por ejemplo, si se puede tener sexo sin amor).
- Enfoque D: Tipos de Pareja: Clasifica y caracteriza a las parejas basándose en la combinación del afecto/amor y el ejercicio de la función sexual, permitiendo una planificación más efectiva de la terapia.
- Enfoque E: Roles: Ofrece un sistema de autoevaluación para comprender cuántas conductas realizamos dentro de roles específicos (hijo/a, padre/madre, esposo/a, persona).
- Enfoque F: Objetivos y Metas: Ayuda a definir el «¿para qué?» de nuestras acciones, asumiendo la responsabilidad de las consecuencias. Los objetivos son cualitativos y las metas, cuantitativas.
- Enfoque G: Toma de Decisiones: Elige un curso de acción entre varias alternativas. Para la Escuela Bianco, lo importante es tomar decisiones, saber que no son definitivas y que debe ser una conducta habitual.
La Conducta según Bianco: Innata o Aprendida
En 1991, Bianco definió la conducta como una «respuesta emitida ante una situación/estímulo umbral, esa respuesta puede ser incondicionada (innata) o condicionada (aprendida)».
- Conductas Innata o Incondicionadas: Son respuestas automáticas, determinadas por nuestro sistema nervioso, para mantener el equilibrio fisiológico (ej. reflejos).
- Conductas Aprendidas: Son aquellas que realizamos por decisión o no, influenciadas por factores ambientales. Se adquieren a través de la práctica y la experiencia. Aprendemos prejuicios, actitudes, gustos, etc.
Bianco también clasifica las conductas como:
- Fisiológicas: Basadas en procesos fisiológicos sanos.
- Patológicas: Cuando los procesos fisiológicos están alterados.
- Socialmente Aceptadas: Aceptadas por el entorno social.
- Socialmente Rechazadas: No aceptadas por el entorno sociocultural.
- Operativas: Adaptativas y mantienen el equilibrio bio-psico-social.
- No Operativas: Desadaptativas y alteran el equilibrio bio-psico-social.
Conclusión
El concepto de sexualidad ha evolucionado enormemente. Gracias a la investigación en biología y psicología, hemos cambiado la forma de entender al individuo, las terapias y el rol del terapeuta, adaptándonos a la evolución del entorno.
El enfoque cognitivo-conductual ha sido fundamental en esta evolución. Pasamos de un modelo simple de estímulo-respuesta a incluir cada vez más elementos que intervienen en la conducta, especialmente en la sexología. Finalmente, encontramos un enfoque dinámico e integrador, como el propuesto por la Escuela Bianco, que estudia la operatividad y funcionalidad de la conducta sexual de manera objetiva y contextualizada, entendiendo la función sexual como un conjunto de fases con múltiples elementos intervinientes.




